sábado, 3 de marzo de 2018

El Pingüino que Quería ser Pavorreal


Resultado de imagen para un pavo real en el reino de los pinguinosSeguramente muchos de nosotros hemos leído el libro “Un Pavorreal en el Reino de los Pingüinos” escrito por  Bárbara Hateley, Warren H Schmidt, en el cual nos habla de un mar de empresas dominado por los pingüinos, esas personas altamente comprometidas con su empresa, organizadas y que llegan a anteponer las necesidades de la empresa antes que las propias. 
       
        El libro narra que un buen día, un pavorreal llega a esa tierra y con su gama de colores y propuestas diferentes llega a ser, inquietante para los pingüinos, ya que ostentaba demasiados colores para un mundo en blanco y negro.

En esta ocasión, me tomo el atrevimiento de retomar este pequeño gran libro para hablar de los pingüinos que quieren ser pavorreales, y la verdad es que, hoy día, muchas empresas viven de las buenas intenciones de dar libertad a las nuevas ideas o de apoyar a los nuevos talentos, pero una vez que se enfrentan a los "pavorreales", sus almas blanquinegras tambalean, y es que, ¡No te vuelves pavorreal de la noche a la mañana! Es una metamorfosis compleja en muchas ocasiones y, en la que, por infortunio, muchos se quedan en el camino, siguiendo, en el peor de los casos, dos caminos: fingir que lo han logrado o  volver a su mundo bicolor.

¿Qué tienen los pavorreales que vuelve locos a los pingüinos?

Imagen relacionadaColores, propuesta, diferencia, y autenticidad, en pocas palabras, personalidad. Pero la personalidad es tal cual dice el concepto puro de la misma palabra: los rasgos y cualidades que diferencian a una persona de otra. Entonces, ¿Por qué establecer fórmulas de tipo 1+1=2 y pretender tener como resultado algo extraordinario? ¡Eso es tan pingüino! 



¿Entonces, de que hablo yo?

A un pavo real se le contrata para que inunde con sus colores la empresa, y para que eso suceda se le deja ser, experimentar, expresarse y equivocarse. ¡Ahora podría sonar a desorden total! y... ¿Por qué no? ¿A caso no se llenan los muros de algunas empresas con frases (clichés) como “No pretendas tener resultados diferentes haciendo lo mismo”? 

Pero ser un pavorreal va más allá de las frases alentadoras y repetitivas que salieron de un libro, implica un cambio de actitud que viene desde los directivos y que bajan eslabón por eslabón, hasta impregnar a toda la organización.

No olvidemos pues, que pasar de pingüino a pavorreal, comienza con la voluntad y termina…. No, nunca termina.

En este punto, me detengo y reflexiono, ¿Qué pasa con esas empresas con espíritu de pavorreal pero habitadas por pingüinos? Y mi respuesta redunda en la voluntad del cambio. No podemos obligar el cambio, eso sería muy pingüino (¡cuan ligera es la línea que hace la diferencia!), pero sí se trata de invitar a la gente a ser feliz, o a que busque un reino más acorde a él, lo que si no se puede permitir es que mientras una empresa pavorreal intenta llenarse de colores, haya pingüinos desde el interior, pensando en blanco y negro, impidiendo el acceso a las nuevas ideas, nuevos talentos y nuevos horizontes.

Así que, aquel pingüino que quiera ser pavorreal, debe emprender el vuelo hacia el cambio y dibujar colores en sus plumas, o de lo contrario, emprender el vuelo hacia un reino que lo reciba tal y como es, no se trata de cambiar a todos, se trata de encontrar al equipo adecuado, tampoco se trata de verte obligado a adaptarte, sino de encontrar tu lugar.



Por. Aarón Ruiz Robles

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